lunes, 8 de septiembre de 2014

Porlas

Por las esquinas estuve vagando cual loco calato en busca de mugre. Por las mañanas en las que me perdía en ti, como cuando fumaba tratando de olvidar todo… jamás resultó.

Por las esperanzas que creó mi titiritero en alguna laguna gris, aquella misma que cumple el rol de sepulcro de penas cuando me abandono cerca de algún nuevo inicio y cada vez es más frecuente. Por las calles que nunca recorreré a tu lado. Por las veces que te pediré perdón no existiendo culpables, peor aún, sabiendo que nunca responderás.

Por las historias que creamos sin haberlo planeado; soy yo quien te rinde homenaje, sé que sientes orgullo al saber que no pierdo rumbos y que ando cual marinero en busca de nueva tripulación.

Por las veces que me llegó esperar sentado, fingiendo esperarte. Por las carencias de un abrazo fuerte que quise volver a encontrar.

Por las veces que no quise escucharte y que día a día son las cadenas que arrastro. Por las palabras tan mierda que solíamos repetir. Por las semillas de afecto que sembramos en febrero de hace diez años, siendo pequeños majaretas que no sabían entender.

Por las visitas a círculos que nunca quise acceder, siendo desde pequeño un completo antipático. Por las tardes oscuras de parque donde siempre fui el vencedor, fui yo quien nunca lo quiso asimilar. Por las veces que quería salir ganando en todo y en las cuales ustedes me aceptaban como tal.

Por las veces que callo tanto para quedar bien ante cualquier episodio. Por las ganas de pensar que mañana estarás nuevamente a mi lado, simplemente hasta hoy no es fácil.

Por las noches en las que me afano en recurrir a que me protejas, porque aunque no lo creas no soy el mismo de antes. Por las veces que pienso pedirte que me dejes ir en paz, sacando de la mente aquella imagen tan cruel de despedida.

Simplemente por las escribo todo esto, sabiendo que nunca lo leerás. 


Y así, en este laberinto de textos, elaborados por recuerdos y susurros, me encuentro, buscando respuestas en un universo que parece negarme la salvación. Pero al final del día, sé que el viaje vale la pena, porque en el eco de nuestras memorias y en la melodía de nuestros suspiros, encuentro la esencia misma de lo que significa por siempre una amistad. Porque aunque los días se desvanezcan en la penumbra del olvido, nosotros somos inmortales, una chispa eterna en el vasto universo del tiempo. 

La vida es jodida, ¡sí! y nos llevará por caminos inesperados, muchas veces, encontrándonos con desafíos que parecen insuperables. Pero, vamos, en esos momentos difíciles es cuando más brillamos. Porque no estamos solos. Hay amor y apoyo a nuestro alrededor, incluso cuando no podemos verlo. Y aunque perdamos a nuestros seres queridos, su amor y su legado siguen viviendo en nosotros, dándonos fuerzas para seguir adelante.

Así que si estás pasando o recordando una situación similar, levanta la cabeza, ponte tus mejores zapatos y sigue caminando con la cabeza en alto. Porque aunque extrañemos a aquellos que han partido, su amor nos acompaña en cada paso que damos, iluminando nuestro camino y recordándonos que nunca estamos solos en este vasto universo. Porque al final del día, el amor es lo único que perdura, trascendiendo el tiempo y el espacio, y recordándonos que somos más fuertes de lo que creemos. Así que brinda por los recuerdos, por favor, y sigue adelante con la confianza de que los mejores momentos  siempre prevalecerán.

Mi hermano  "Tomate"

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